sábado, 10 de febrero de 2018

La momificación del pequeño Faraón


Es un día triste en el pequeño Egipto. Ha fallecido el joven Faraón Ke-Lolo-Amenophis. Nosotros como aprendices tenemos el deber de realizar su momificación.

Cuando los sumos sacerdotes traen el cuerpo, mientras van rezando oraciones, lo primero que hay que hacer es limpiarlo bien.


Después hay que sacar los órganos que unos genios, hijos de los dioses, tendrán que proteger durante el viaje al Reino de los Muertos del Faraón, para que se mantengan intactos en el más allá. Los egipcios pensaban que el cerebro nos servía para nada así que lo sacaban metiendo un palo muy largo al muerto por la nariz y lo tiraban. El corazón tenía que quedarse en el cuerpo, para que durante el viaje Anubis pudiera pesarlo y valorar la bondad del Faraón. Amset, con cabeza humana, protegerá el hígado. Hapy, con cabeza de mono, protegerá los pulmones. Kebeshenuef, con cabeza de halcón protegerá los intestinos. Duamutef, con cabeza de chacal, protegerá el estómago. Estos órganos los colocamos en unos vasos con las cabezas de los genios protectores y se llaman Vasos Canopos.

Una vez que tenemos los órganos y el cuerpo limpio, los ponemos en sal durante muchos días. Es una sal especial que se llama Natrón.



Al cabo de 70 días, limpiamos bien el natrón y empezamos a momificar al Faraón, mientras el sacerdote de Anubis reza las oraciones necesarias para espantar a los demonios y que no le hagan nada al cuerpo.

Una vez envuelto en las vendas, colocamos el cuerpo en el sarcófago y lo llevamos a su tumba, la gran pirámide situada en el Rincón de la Casitantare, mientras todo su pueblo lloramos su marcha.

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